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lunes, 29 de noviembre de 2010

EL PORRO LA MUSICA DE QUE AMENIZA LAS CORRALEJAS

El porro ha tenido como centro las ciudades de Santa Marta, Barranquilla y, sobre todo, Cartagena. Como dice Antonio Brugés en Música folklórica colombiana de Guillermo Abadía:
Limpio de las quejumbres de nostalgia del baile de gaitas de los negros esclavos o de la monotonía religiosa del baile de millo de los indios, ajeno a la medida presurosa del pasillo, que es anhelo de evasión, sin el lloro de la guabina, equidistante entre la cumbia y el merengue, el porro nos muestra una realización del pueblo.

El Balay, el toro inmortal de don Arturo Cumplido

El animal hijo de una casta de toros españoles nació en la finca Santa Teresa y fue herido de muerte con una banderilla envenenada en una corraleja en la población cordobesa de Carrillo, por el hermano de una de sus 40 víctimas que el Balay había matado días antes en una corraleja en Corozal, Sucre.

Estuvo varios días en cuidados intensivos rodeado de los mejores médicos veterinarios quienes luchaban por salvarle la vida a él, y de paso a don Arturo, porque para nadie era un secreto que el toro famoso era su niño consentido. Todo ese esfuerzo científico fue infructuoso porque el Balay murió en San Pelayo.

Pero el Balay no ha muerto. Don Arturo Cumplido lo embalsamó con su efigie cachiencontrada, valiente, de color bayo, parecido, según don Arturo Cumplido, su orgulloso dueño, al recipiente artesanal que tejen los habitantes de San Andrés de Sotavento y que sirve para todo, hasta para echarle los malos pensamientos.

Hoy es toda una atracción este toro valiente y ligero como un rayo en su finca en las afueras de Sincelejo, San Cayetano.

Mucho menos morirá el Balay cuando el compositor Julio Fontalvo le hizo un porro alegre y a la vez sentimental. El autor de temas como ‘Río Seco’, ‘Río Crecido’ y ‘Mírala Cómo Va’, entre otros, quiso que el ‘Toro Balay’ figurara en el cuadro de honor de temas como ‘El Toro Negro’, ‘El Diablo’, ‘El Arrancatetas’, entre otros, toros que por sus excepcionales virtudes fueron premiados con un porro “bien jalao”.

Don Arturo recuerda al Balay como un toro sencillo, bayo, cuyos cuernos eran su principal fortaleza. Las lágrimas lo traicionan cuando recuerda aquel nefasto día de un año que por fortuna olvidó para que no hiciera más estragos en su corazón la visión del toro que con la mirada le imploraba que no lo dejara morir.

LAS CORRALEJAS EN COLOMBIA TERMINAN EN TRAGEDIA

Durante los festejos taurinos tradicionales, llamados corralejas, muchas personas han sido corneadas por los toros.
En agosto de 2010, la Corte Constitucional colombiana rechazó una demanda que pedía la prohibición de las corridas de toros, las corralejas y las peleas de gallos por considerarlas una práctica "cruel".

sincelejo capital mundial de las corralejas

nombres de toros asesinosUltimamente han hecho historia El Masamorro, El Perro, El Policía, El Aviléz, Sarampión, Perrazo y el Siete Cajas, el más temible de todos. De antaño, Chivo Mono, con más de 30 muertos en sus cuernos; El Barraquete, El Murciélago, El Cocao, El Arrancatete, Jabonero y Fidel Castro.

Ultimamente han hecho historia El Masamorro, El Perro, El Policía, El Aviléz, Sarampión, Perrazo y el Siete Cajas, el más temible de todos. De antaño, Chivo Mono, con más de 30 muertos en sus cuernos; El Barraquete, El Murciélago, El Cocao, El Arrancatete, Jabonero y Fidel Castro.

corralejas

Origen Histórico
Los toros son una de las tradiciones españolas más conocidas en todo el mundo, aunque al mismo tiempo una de las más polémicas.
Esta fiesta no existiría si no existiese el toro bravo. El origen de esta raza de toros la encontramos en el primitivo urus o bos que no habitó exclusivamente en España, pero sí es en este país donde encontró su preferido asentamiento; conservandose hasta nuestros días. En otras regiones, donde también había habitado en tiempos muy remotos, terminó siendo una especie exterminada, por considerarse una variedad zoológica arcaica.
Ya en la Biblia encontramos referencias al sacrificio de toros bravos en holocausto de la divina justicia, considerándose al toro como símbolo de fortaleza, fiereza y acometividad. Y de este modo encontramos igualmente referencias a los holocaustos religiosos que celebraban los íberos. En ellos sacrificaban a los toros bravos desafiándoles en espectáculos públicos. Otro importante precedente histórico se considera a los ejercicios de la caza del uro en la que se dieron los primeros enfrentamientos, en ellos, más importante que la propia fuerza física, eran la habilidad y destreza. Es quizás en estas tradiciones tan antiguas donde podemos encontrar el origen de las corridas de toros.
Se ha considerado frecuentemente que el origen de la Plaza, Redondel o Coso, como queramos denominarlo, se encuentra en el circo romano. Sin embargo parece aún más cierto que se remonta a épocas mucho más antiguas, ya que los templos celtibéricos, donde se celebraban sacrificios de reses bravas en honor de sus dioses tenían esta forma. Podemos aún visitar los restos de un templo de estas características en la provincia de Soria, cerca de Numancia, donde existen evidencias de la celebración de estos ritos.